¿Podrá Argentina aprovechar la nueva ruta marítima?
En medio de las dificultades operativas provocadas por el cambio climático y las pretensiones políticas que rodean al Canal de Panamá, otra vía de comunicación marítima mucho más antigua parece recobrar valor estratégico: el Estrecho de Magallanes. En paralelo a la disputa entre Panamá y EE.UU. por el control del canal interoceánico — que habilita el paso de alrededor del 5% del comercio mundial— y las dificultades operativas actuales derivadas del cambio climático, reaparece una alternativa que interpela directamente a la Argentina.
El Canal de Panamá funciona hace más de un siglo gracias a un sistema de esclusas que inundan la vía marítima, permitiendo así elevar y descender los buques que lo atraviesan. El agua que posibilita este proceso proviene de embalses locales que, como consecuencia de los efectos del cambio climático, padecen sequías cada vez más frecuentes. Esto provoca una ralentización del tránsito y largas esperas que incrementan los costos logísticos de los transportistas.
Simultáneamente, un proyecto alternativo en Nicaragua, financiado por inversores de origen chino y presentado en 2014, no ha logrado avanzar lo suficiente como para constituirse en un reemplazo efectivo del Canal de Panamá. Como alternativa a este escenario, se ha comenzado a considerar una ruta mucho más larga y anterior al Canal de Panamá: el Estrecho de Magallanes, ubicado entre el Cono Sur de América y el Continente Antártico. De persistir la pugna por los pasajes interoceánicos en Centroamérica, esta vía austral podría recuperar importancia en el comercio internacional de mercancías.
Las tensiones en torno a estas rutas no son casuales. La situación obedece, al menos, a dos factores centrales: por un lado, la relevancia actual del tránsito entre el Pacífico y el Atlántico; por otro, la carrera por la explotación de los recursos localizados en los fondos marinos. La importancia del tránsito interoceánico responde al cambio en la distribución del poder y el peso relativo de los Estados en el sistema internacional. Se observa un mayor predominio del área del Pacífico sobre la tradicional centralidad atlántica, como lo evidencia el proceso de consolidación de China como actor de relevancia internacional (Battaleme, 2023).
La búsqueda de riquezas mineras y biológicas desconocidas ha revalorizado costas y frentes marítimos, ha modificado el hinterland de los puertos y ha impulsado una expansión tanto en el número como en el tamaño de los buques que los circundan (Koutoudjian, 2021).
La aparición de recursos naturales como los hidrocarburos no convencionales (shale oil y gas) está desplazando el eje geopolítico energético, posicionando a países como Argentina como potenciales actores estratégicos en la economía energética. Los recursos pesqueros y las condiciones para la producción de energías renovables también fortalecen esta proyección.
No obstante, para que el Estrecho de Magallanes se convierta en una opción viable y competitiva, será indispensable fortalecer la infraestructura portuaria en puntos estratégicos como Ushuaia o Río Gallegos, así como garantizar servicios logísticos, de abastecimiento y seguridad marítima que respalden el tránsito de grandes buques. Ello no exime a la región de vulnerabilidades como la piratería, el tráfico ilegal, el terrorismo, el contrabando y la depredación de los recursos naturales, entre otros.
Frente a un eventual escenario de proyección estratégica surgen riesgos ante un Estado con capacidades limitadas para afrontarlos. El control y la seguridad de las rutas marítimas y el resguardo de los pasajes interoceánicos resultan esenciales para su explotación segura y rentable. Argentina, con su extensa costa atlántica y su proyección antártica, se encuentra en una posición privilegiada para capitalizar un eventual desplazamiento del eje marítimo hacia el sur. La integración del Estrecho de Magallanes en un corredor bioceánico logístico podría dinamizar no solo la economía regional patagónica, sino también fortalecer la presencia soberana y el desarrollo estratégico nacional.












